Pianista, organista y musicólogo Valladolid, enero 2016 Queridos amigos: Habiendo oído de la celebración de los diez años de vuestros "Conciertos en la Catedral", quiero felicitaros en primer lugar por ese impulso nuevo, original y sostenido que habéis sabido dar con la música al monumental ámbito de nuestra primera basílica. Unido a una sugerente iluminación en el estilo antiguo - a la luz de las velas - el atractivo de vuestras convocatorias ha dado oportunidad de vivir junto a la música de órgano una experiencia espiritual y artística de primer orden. Apoyados por unas proyecciones simultáneas adecuadas, en esas grandes pantallas se han visto temas como "Las Edades del Hombre", el propio Museo catedralicio y otras iglesias y monumentos, acercando los diversos temas religiosos a la importante vivencia de un templo en el que la música debe tener el sitio de honor que le corresponde. Aparte de vuestras aportaciones a los encuentros con escolares y jóvenes estudiantes, hemos podido oir en estos conciertos tanto obras fundamentales del repertorio organístico tradicional - Bach, Mendelssohnn o Franck - como piezas modernas en una variedad de programación abierta también a colaboraciones con otros solistas instrumentales o vocales, a veces pioneras en transcripciones y modalidades camerísticas, en ocasiones ciertamente novedosas, siendo para estos colaboradores - algunos muy jóvenes - oportunidad también de presentarse y experimentar frente a un gran auditorio, un público tan numeroso como variado en su apreciación entusiasta de vuestros conciertos, ampliada además a unos discos y videos de espléndida realización profesional. Mi felicitación no puede ser pues más sincera y admirativa. Habeis conseguido además un número de "fans" que se desplazan desde lejos para asistir a las tan ambientadas citas con Valladolid y su famosa catedral. Y sin desdeñar el órgano tradicional, que también habéis incorporado a vuestra benéfica acción, habéis mostrado a la vez las actuales indudables ventajas que ofrecen los medios tecnológicos de hoy - muchos de ellos impensables hace pocas décadas - consiguiendo en vuestros conciertos, apoyados en la espléndida organista y profesional que es Pilar Cabrera, un nivel de éxito, convocatoria y calidad no sólo encomiable, sino dentro de una envoltura espiritual y artística digna del bellísimo ámbito que los envuelve. No ya sólo para vuestro público fiel, sino a las disponibilidades artísticas de la ciudad toda, vuestra aportación ha brindado una valiosa y original oportunidad, renovadora, viva y convincente. Mi más cordial enhorabuena también al Cabildo catedralicio y a toda la organización. |