Explosión de melodías que resuenan en el alma, todas ellas tocadas con una dulzura que refleja libertad. Sentidas en corazones que con certeza no entienden pero capaces son de admirarlos y transportarse a un mundo de fantasía en el que su espíritu vaga por una Catedral. Imaginan tener alas y disponerse a volar... encuadrar y capturar esos sonidos, cubrirlos con cortinas de terciopelo, hacer una gran ovación a esos músicos que tanto de sí han dejado en nosotros... Y comprender que para disfrutar de la música no hace falta conocer sobre ella sino simplemente dejar que el corazón te guíe por los caminos que van las notas. Llenarse de sentimiento y captar el verdadero idioma en el que habla, y es que aquel cuento que vivimos fue algo espectacular, en el que niños y mayores dibujaron una sonrisa en su rostro al escuchar a Pilar tocar. |
La audición del órgano de la Catedral, no fue la primera experiencia que probé al escucharlo, ya que lo había escuchado antes en la Iglesia de Cubillas de Santa Marta. Pero creo que nunca me cansaré de volver a repetirla. La sensación que crea cuando lo oyes, es casi inexplicable, pero sobre todo, cuando se sienten los grandes tubos retumbando en el estómago, te sientes minúsculo, dentro de un mundo de belleza, sueños, protección... Es algo maravilloso. Y creo que había que fomentar su audición, sobre todo en estudiantes, ya que se está tomando un mal ejemplo de la música clásica como algo aburrido y este tipo de excursiones me parecen de lo más adecuado para quitar ese mal hábito. Y, además, Pilar me parece una pianista excelente y un buen ejmplo a seguir. Yo, que llevo 3 años con el piano, mi mayor ilusión sería poder tocar alguna canción en este órgano, y si Pilar me pudiera enseñar un poquito como tocarlo, sería fantastico. |
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